Innovación vs Regulación: ¿Prohibir Airbnb?

Startups en la mira

En Medellín la alcaldía está contemplando la decisión de restringir el uso de plataformas de alquiler de viviendas de corta estancia como Airbnb en la ciudad. Pero esto no es nuevo, de hecho, la mayoría de las ciudades capitales de Europa han tomado también medidas contra plataformas como Airbnb, a las que se suman ciudades turísticas en Estados Unidos como Los Ángeles, San Francisco y Nueva York. Las razones? Aumento de problemas de convivencia vecinales, exacerbación de la crisis de acceso y precio de la vivienda, aumento de la inseguridad, y la masificación de un turismo con comportamientos antisociales, turismo sexual, entre otros.

Pero Airbnb no es la única plataforma tecnológica que ha generado discusiones regulatorias:

  • En los últimos meses, legisladores de Estados Unidos, Europa y Canadá han intensificado sus esfuerzos por restringir el acceso a TikTok, alegando serias amenazas a la seguridad.
  • Uber tiene prohibición para operar en alrededor de 10 países del mundo alegando que los servicios que se prestan a través de la plataforma ponen en riesgo la protección de los usuarios y configuran una competencia desleal en el sector de transporte.
  • Facebook (Meta) ha estado varias veces en el radar de los legisladores en Estados Unidos, primero por el escándalo de Cambridge Analytica por la violación de la protección de datos personales, y más recientemente por la seguridad de los niños en las redes sociales.
  • OpenIA y plataformas de inteligencia artificial están también en el centro de la agenda regulatoria por los efectos sociales y los gravísimos riesgos a la seguridad de la humanidad que puede conllevar el mal uso de esta tecnología.
  • Plataformas como Deliveroo en Europa o Rappi en Latam han llamado la atención de los legisladores por la relación laboral (o no?) que existe entre estas plataformas y los domiciliarios, y la responsabilidad sobre la protección social y el respeto de los derechos laborales.

¿Pero es la regulación la respuesta a estos desafíos?

El Debate sobre la Regulación de Plataformas Tecnológicas

Prohibir o restringir estas y otras plataformas digitales no solucionan estos problemas. De hecho, en el caso de Airbnb, en las ciudades donde estas plataformas han sido restringidas ha aumentado el mercado negro y la oferta ilegal de alquileres a través de redes sociales.

Sin embargo, hay que reconocer que todos estos casos tienen varias cosas en común: los negocios que son muy disruptivos operan bajo menos reglas, hay menos supervisión, no hay salvaguardas y generalmente el riesgo moral del usuario es casi nulo. Y la consecuencia es que con el rápido escalamiento de estos negocios los efectos negativos también escalan a la misma velocidad y comienza a generarse la necesidad de que el Estado intervenga para abordar esas externalidades negativas cuando no son gestionadas apropiada y oportunamente por los privados.

El reto es que en todos estos casos, la intervención Estatal pone en riesgo el modelo de negocio mismo de las startups, vuelve más costosa la operación, genera trabas para el emprendimiento y por lo tanto afecta el surgimiento y escalamiento de este tipo de emprendimientos e innovaciones disruptivas.

Las Startups y regulación: ¿Qué camino seguir?

La intervención Estatal generalmente tiene buenas intensiones: proteger los derechos de la personas, el funcionamiento e integridad de los mercados, y generar incentivos o desincentivos a ciertos comportamientos no deseables en la sociedad.

El gran problema es que no siempre son diseñadas por funcionarios con un conocimiento profundo sobre el tema que están regulando, no siempre responden al bien común por prácticas corruptas o clientelistas, implican procesos burocráticos muy largos, y/o son regulaciones anacrónicas pensadas bajo la lógica de mercados tradicionales.

Por eso, si las startups esperan pasivamente hasta que las regulen, es bastante probable que esa regulación quede mal estructurada y termine por afectar el modelo de negocio mismo o responda a intereses particulares.

Es por esta razón que la autorregulación es una alternativa más efectiva y ágil para abordar las preocupaciones sociales sin necesidad de una intervención gubernamental excesiva. Si las startups identifican de manera proactiva esas externalidades sociales que generan y las gestionan de manera adecuada el riesgo regulatorio se reduce drásticamente porque el Estado tiene menos razones para intervenir el mercado. Y como las externalidades de una startup escalan a la misma velocidad a la que escala el negocio, es una buena estrategia identificar y entender esos impactos negativos que genera el negocio desde las etapas más tempranas para poderlos abordar y gestionar a tiempo, antes de que se conviertan en una prioridad regulatoria.

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